domingo, 28 de febrero de 2016

28F Día de Andalucía

Hoy hace treinta y seis años los andaluces y las andaluzas decidimos en referéndum el acceso a la autonomía política plena por la vía rápida del artículo 151 de la Constitución Española de 1978. Dicha autonomía política se consideraba de gran importancia no porque fuese la reclamación de un andalucismo identitario, excluyente, soberanista; esos posicionamientos eran y son muy minoritarios en nuestra tierra. Muy al contrario, el sentimiento andalucista mayoritario, encabezado por el PSOE andaluz, era un haz de reivindicaciones cuyo núcleo esencial consistía en la necesidad de poseer poder político para sacar a Andalucía del subdesarrollo socioeconómico y cultural en el que se encontraba. Para ello se entendió crucial acceder al máximo techo competencial que permitía la Constitución y tenía que ser por la vía del artículo 151 porque era la más rápida, aunque los requisitos constitucionales eran tan restrictivos que prácticamente lo imposibilitaban. Por si fuera poco, el Gobierno de la UCD boicoteó el proceso, convencido de que solo Cataluña, País Vasco y Galicia tenían derecho por considerarse nacionalidades históricas.

Sin embargo, la determinación de un grupo de hombres y mujeres de la política y la cultura, la música, las letras… capitaneados por el brillante político socialista Rafael Escuredo, primer presidente de la Junta de Andalucía, que se declaró en huelga de hambre de tres días para presionar al Gobierno y luego se pateó Andalucía de cabo a rabo explicando el proyecto autonómico; vencieron a la manipulación, la propaganda y las trabas administrativas gubernamentales, y la abrumadora victoria del Sí en la consulta torcieron la voluntad del Gobierno de Suárez, lo cual supuso el comienzo de la debacle de la UCD, debacle que se materializaría con la desaparición del partido tras la victoria arrolladora del PSOE en las elecciones generales de octubre de 1982. Gracias a los andaluces y a las andaluzas, Andalucía se convirtió en Comunidad Autónoma y se dotó de un Estatuto de Autonomía que nos confirió para siempre un Parlamento, instituciones y competencias propias para mejorar nuestra tierra.


Andalucía, desde que es Comunidad Autónoma, ha conocido su mayor desarrollo en todos los sentidos, pero también es cierto que aún queda mucho trabajo por hacer. Es nuestra labor no ya como socialistas sino como hombres y mujeres comprometidos con nuestra tierra exigir más empleo, más desarrollo socioeconómico y cultural y más calidad democrática.

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