Hoy hace treinta y seis
años los andaluces y las andaluzas decidimos en referéndum el acceso a la
autonomía política plena por la vía rápida del artículo 151 de la Constitución
Española de 1978. Dicha autonomía política se consideraba de gran importancia no
porque fuese la reclamación de un andalucismo identitario, excluyente,
soberanista; esos posicionamientos eran y son muy minoritarios en nuestra
tierra. Muy al contrario, el sentimiento andalucista mayoritario, encabezado
por el PSOE andaluz, era un haz de reivindicaciones cuyo núcleo esencial
consistía en la necesidad de poseer poder político para sacar a Andalucía del
subdesarrollo socioeconómico y cultural en el que se encontraba. Para ello se
entendió crucial acceder al máximo techo competencial que permitía la
Constitución y tenía que ser por la vía del artículo 151 porque era la más
rápida, aunque los requisitos constitucionales eran tan restrictivos que
prácticamente lo imposibilitaban. Por si fuera poco, el Gobierno de la UCD
boicoteó el proceso, convencido de que solo Cataluña, País Vasco y Galicia
tenían derecho por considerarse nacionalidades históricas.
Sin embargo, la
determinación de un grupo de hombres y mujeres de la política y la cultura, la
música, las letras… capitaneados por el brillante político socialista Rafael
Escuredo, primer presidente de la Junta de Andalucía, que se declaró en huelga
de hambre de tres días para presionar al Gobierno y luego se pateó Andalucía de
cabo a rabo explicando el proyecto autonómico; vencieron a la manipulación, la
propaganda y las trabas administrativas gubernamentales, y la abrumadora
victoria del Sí en la consulta torcieron la voluntad del Gobierno de Suárez, lo
cual supuso el comienzo de la debacle de la UCD, debacle que se materializaría
con la desaparición del partido tras la victoria arrolladora del PSOE en las
elecciones generales de octubre de 1982. Gracias a los andaluces y a las
andaluzas, Andalucía se convirtió en Comunidad Autónoma y se dotó de un
Estatuto de Autonomía que nos confirió para siempre un Parlamento,
instituciones y competencias propias para mejorar nuestra tierra.
Andalucía, desde que es
Comunidad Autónoma, ha conocido su mayor desarrollo en todos los sentidos, pero
también es cierto que aún queda mucho trabajo por hacer. Es nuestra labor no ya
como socialistas sino como hombres y mujeres comprometidos con nuestra tierra
exigir más empleo, más desarrollo socioeconómico y cultural y más calidad
democrática.
No hay comentarios:
Publicar un comentario